Cyber Threat Intelligence o Threat intelligence (CTI) se refiere al proceso de recopilación, análisis y aplicación de datos relacionados con la seguridad de diversas fuentes para detectar vulnerabilidades, predecir ataques y fortalecer la postura de seguridad de una organización. Implica comprender las tácticas, técnicas y procedimientos (TTP) del atacante para predecir y evitar su próximo movimiento.
Según Gartner, threat intelligence es "conocimiento basado en evidencias, incluido contexto, mecanismos, indicadores, implicaciones y asesoramiento procesable sobre amenazas existentes o emergentes para activos". Threat Intelligence transforma los datos sin procesar en información procesable que informa a las prácticas de ciberseguridad para cerrar la brecha entre las estrategias de defensa reactivas y proactivas.
El ciclo de vida de threat intelligence consta de seis etapas clave que permiten a las organizaciones convertir los datos sin procesar sobre amenazas en información significativa
Los equipos de seguridad necesitan definir objetivos y prioridades de inteligencia basados en las necesidades únicas de su organización, los riesgos potenciales y los objetivos empresariales. Esto implica comprender qué amenazas tienen más probabilidades de afectar a su organización y determinar las preguntas clave que deben responderse, como la identificación de activos críticos, cómo podría ser la superficie de ataque, quiénes son los posibles atacantes y cuáles son sus respectivas motivaciones.
Es el proceso de recopilar datos de múltiples fuentes, como registros de seguridad internos, fuentes externas de amenazas, plataformas de redes sociales, la web oscura y otras comunidades de intercambio de información. Una recopilación eficaz garantiza que tiene un conjunto de datos diverso para identificar amenazas potenciales de forma precisa y completa.
Estos datos sin procesar que se han recopilado deben organizarse, filtrarse, descifrarse y traducirse a un formato que se pueda analizar. Este paso implica eliminar información irrelevante, duplicada u obsoleta a la vez que categoriza y estructura datos útiles. Un procesamiento adecuado de los datos garantiza que solo la información de alta calidad avance en el ciclo de vida.
Los datos procesados se examinan para descubrir información procesable. Los analistas buscan patrones, correlaciones y anomalías que revelen posibles amenazas o vulnerabilidades. El objetivo aquí es proporcionar recomendaciones y predicciones claras para ayudar a su organización a mitigar los riesgos, fortalecer las defensas y tomar decisiones informadas.
Una vez que se genera información procesable, debe compartirse con las partes interesadas adecuadas. Los informes personalizados son cruciales, los equipos técnicos pueden requerir registros detallados y datos técnicos, mientras que los ejecutivos necesitan resúmenes de alto nivel para comprender los riesgos y asignar recursos de forma efectiva. Una difusión efectiva garantiza que las personas adecuadas tomen las medidas adecuadas.
El último paso es recopilar comentarios de las partes interesadas y utilizarlos para refinar el ciclo de inteligencia. Esto incluye identificar brechas en el proceso, ampliar las fuentes de datos y ajustar los objetivos en función de las amenazas en evolución. La mejora continua garantiza que el ciclo de vida siga siendo relevante y efectivo a lo largo del tiempo.
Threat Intelligence se clasifica generalmente en tres categorías (técnica, operativa y estratégica) y cada una desempeña un papel único en la ayuda a las organizaciones a defenderse frente a amenazas:
Tactical Threat Intelligence se centra más en indicadores de ataque del mundo real, a menudo denominados indicadores de compromiso (IOC). Estas incluyen direcciones IP, nombres de dominio, hashes de archivos y firmas de malware que se pueden utilizar para detectar y bloquear ciberamenazas conocidas. La inteligencia táctica está altamente automatizada, ya que las herramientas de seguridad como firewalls, sistemas SIEM (Security Information and Event Management) y soluciones de protección de endpoints ingieren IOC automáticamente para fortalecer las defensas de una organización. Sin embargo, dado que los cibercriminales cambian con frecuencia sus tácticas, la inteligencia táctica tiene una corta vida útil, lo que requiere actualizaciones continuas para seguir siendo eficaces.
Operational Threat Intelligence profundiza en cómo operan los ciberatacantes analizando sus tácticas, técnicas y procedimientos (TTP). Esta información es muy valiosa para los equipos de seguridad, incluidos los encargados de responder ante incidentes y los cazadores de amenazas, ya que proporciona información sobre las actividades cibercriminales activas, ayudando a las organizaciones a anticiparse y contrarrestar los ataques antes de que ocurran. A diferencia de la inteligencia táctica, que está en gran medida automatizada, la inteligencia operativa requiere una experiencia humana significativa. Los analistas a menudo recopilan esta información a través de la supervisión de la web oscura, el análisis de malware y las investigaciones forenses. Debido a su dependencia de la evaluación manual, la inteligencia operativa puede requerir muchos recursos, pero desempeña un papel crucial en la comprensión del comportamiento adversario y el fortalecimiento de estrategias de defensa proactivas.
Strategic Threat Intelligence proporciona una visión amplia y de alto nivel del panorama de ciberseguridad, centrándose en tendencias a largo plazo, amenazas geopolíticas y riesgos específicos del sector. Está diseñado principalmente para ejecutivos, CISO y responsables de la toma de decisiones que utilizan esta inteligencia para dar forma a políticas de seguridad, asignar presupuestos y alinear la ciberseguridad con los objetivos empresariales. A diferencia de otras formas de información sobre amenazas, la información estratégica es en gran medida cualitativa y requiere análisis humano, ya que implica interpretar informes, documentos de investigación y desarrollos normativos. Aunque ayuda a las organizaciones a prepararse para futuros riesgos, no proporciona datos inmediatos y procesables para detener ataques en tiempo real.
Las medidas de seguridad tradicionales por sí solas ya no son suficientes, por lo que la información sobre amenazas es un componente fundamental de las estrategias de ciberseguridad modernas. Un programa de inteligencia de ciberamenazas (CTI) bien estructurado es crucial para las organizaciones, ya que ayuda con:
Un programa bien estructurado de inteligencia de ciberamenazas (CTI) permite a las organizaciones anticiparse a las ciberamenazas, analizar el comportamiento del adversario y fortalecer las defensas antes de que ocurra un ataque.
Comprender los TTP utilizados por los agentes de amenazas puede ayudar a los equipos de seguridad a detectar e interrumpir los ataques antes de que progresen en las etapas posteriores del marco de MITRE ATT&CK. Este análisis de TTP puede ayudar a las organizaciones a predecir posibles ataques con mayor precisión y a preparar su estrategia de defensa en consecuencia.
La información sobre amenazas proporciona a las organizaciones información en tiempo real sobre las amenazas emergentes, lo que les permite priorizar las medidas de seguridad, mejorar los esfuerzos de búsqueda de amenazas y optimizar las estrategias de respuesta para una contención y remediación más rápidas.
La incorporación de información sobre amenazas impulsada por CTI garantiza que las empresas cumplan con las regulaciones del sector a la vez que perfeccionan las políticas de seguridad, fortalecen las defensas cibernéticas y desarrollan resiliencia a largo plazo frente a las amenazas cibernéticas en evolución.
Si bien la información sobre amenazas ofrece numerosos beneficios, las organizaciones a menudo se enfrentan a desafíos al implementarla de forma efectiva:
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